Aunque según demanda podemos partir de carne -de pollo, pavo o cordero– como los hacen en Marruecos, normalmente empleamos carne magra de cerdo, que es con la que más aceptación tienen para nosotros, pero al más puro estilo marroquí. Este se compone de sus once especies, pimentón, perejil, ajo y cebolla. Todo ello junto con la carne escogida y cortada, macerado durante unas horas.
El resultado es un adobo suave con una mezcla de sabores que sin poder definir en su totalidad, imitan el mejor puro estilo marroquí.